Hay sectores económicos en España a los que les sienta muy bien el verano. Entre ellos destaca el turismo, uno de los pilares de la economía nacional. Otros, por contra, sufren. Ninguno lo hace tanto como la educación, donde dos de cada diez empleados en abril no conservan su trabajo en agosto. Según datos suministrados por la Seguridad Social a este periódico, la ocupación en educación cayó de 1,27 millones de trabajadores en el cuarto mes del año a 1,02 en el octavo. Es un dato difícil de digerir, dado que el verano coincide con el periodo vacacional de los docentes. Así, lo normal es que siguieran afiliados a la Seguridad Social, no que sus contratos expirasen o que se les despidiese. El detalle de los datos ayuda a comprender el fenómeno: el retroceso se concentra en la educación privada, que aunque emplea a muchos menos profesionales, focaliza la mayoría de las bajas veraniegas. El recorte es especialmente profundo en academias y actividades extraescolares, justo el área en la que más empleados son fijos discontinuos.
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