El ecosistema global de comestibles presenta múltiples vías de agua que inducen a presagiar un riesgo de naufragio. A corto plazo, en la segunda mitad del actual año, los daños colaterales por los fenómenos climatológicos como el calor extremo y las sacudidas geopolíticas sobre la globalización van a provocar en los costos de uno de los navíos insignia del mercado de las materias primas. Y no en uno cualquiera, sino en la rúbrica que con más persistencia catapulta en 2023 la inflación y prolonga e acentúa las restricciones monetarias por todo el planeta.
Así lo revela el INE en su confirmación del dato del IPC español de junio, la primera de las grandes economías del euro que baja del límite estatutario del dos por ciento por la moderación de los carburantes y la electricidad. Todo ello a pesar del encarecimiento, todavía en dobles dígitos -del diez con tres por cien -, de los alimentos. Es el factor al que se sujetan los halcones del BCE para mantener las espadas de los tipos de interés en alto en un medio plazo.
Una investigación de Barclays dirige el punto de mira de este tensor alimentario…