El verano ha dejado una notable disminución en el Índice de Precios al Consumo (IPC). En julio, la inflación descendió seis décimas, hasta el 2,8%, según ha confirmado este martes el Instituto Nacional de Estadística (INE). La moderación se achaca principalmente a la buena evolución del coste de los alimentos y a la reducción de los precios de la electricidad, aunque los sectores de ocio y cultura también han contribuido favorablemente. La subyacente, que excluye los alimentos frescos y los productos energéticos debido a su alta volatilidad, cayó dos décimas y se situó en la misma tasa que el índice general. Se trata del nivel más bajo en un año y entra dentro de la desaceleración gradual prevista por los analistas.
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