El relato que presuntamente urdió Raúl Díaz Cachón para hacer pensar a la familia de su mujer, Romina Celeste Núñez, que ella se había ido de casa tras una discusión se vino abajo en poquitos días. El hombre presuntamente mató y descuartizó a su esposa el 1 de enero de 2019 en Lanzarote y entró en cárcel preventiva el día 13 de ese mes. Mas la eficacia con la que arrancó la investigación se fue desinflando hasta perderse del todo en un galimatías de informes periciales, estudios psicológicos y pruebas eternas que, 4 años después, han obligado a poner al sospechoso en libertad tras haber cumplido el tiempo máximo que un acusado puede pasar preso a la espera de sentencia. El caso de Lanzarote es el último que ha saltado a los medios como un ejemplo de retrasos judiciales de bastante difícil justificación, pero las llamadas “dilaciones indebidas” son uno de los atenuantes más frecuentes que acaban reduciendo el castigo en los procedimientos penales y uno de los motivos más recurrentes de protesta ante el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
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