
“En esta empresa cada día que sabía que tenía un masaje de peligro, con un hombre sola en una sala sin comunicación, sin un botón del pavor y trabajando en bañador, pasaba las noches sin dormir. Esta situación me ha llevado al hospital en varias ocasiones. Es durísimo ir a trabajar sin saber si vas a tener que pelear para que no te toquen o algo peor”.
Son palabras de Elena Zurita, extrabajadora de Hammam Andalusí Baños Árabes de Jerez. Fue despedida cuando denunció su situación de indefensión y este miércoles debería haberse festejado el juicio sobre la nulidad del despido, mas las dos partes han llegado a un acuerdo. La empresa ha aceptado la improcedencia del despido y ha admitido no proseguir adelante, pero su riña no termina ahí.
A las puertas del Juzgado de lo Social de Jerez había una concentración para apoyarla y ha explicado la situación. “Me han castigado por crear una sección sindical, por informar a mis compañeras de sus derechos, por combatir para que se nos respete, como empleadas y como mujeres, por demandar un protocolo contra el abuso sexual. Y por pedir unas camillas que pudiéramos adaptar a nuestra altura, por solicitar que nos pongan herramientas adecuadas para efectuar nuestro trabajo, por negarnos a lavar la ropa y los platos sucios de los jefes, y por norma general, por combatir por nuestra dignidad”, dice.
Ya no va a ser readmitida en la empresa, mas va a seguir batallando desde fuera para defender la situación de las trabajadoras de los spas y balnearios. “Estamos hartas de la sexualización de este trabajo por la parte de clientes del servicio y de las empresas. Somos profesionales,…