Oleoductos, gaseoductos, cables submarinos de datos. Las infraestructuras energéticas y de telecomunicaciones cruciales para los países se han transformado también en puntos críticos para posibles ataques, y más en un contexto marcado por la guerra de Rusia en Ucrania y otras amenazas globales. Ahora, tras el boicot de los gaseoductos Nord Stream en septiembre en el mar Báltico, que generó la explosión de tuberías y un desastre ambiental, la Organización del Tratado del Atlántico Norte ha lanzado una célula que revisará y va a hacer seguimiento de este género de instalaciones en los países aliados. La célula, que tratará de hacer las infraestructuras más seguras y tejer redes que disuadan de posibles ataques, estará dirigida por el militar alemán retirado Hans-Werner Wiermann. Su tarea será intentar regular a la industria, el sector privado (que tiene gran parte de estas instalaciones) y los equipos de seguridad y defensa de los países, conforme ha anunciado este miércoles el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Jens Stoltenberg.
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