Los flujos del comercio mundial se han normalizado en las últimas semanas. La principal razón es la reapertura terminante de la economía de China, tras la decisión de acabar con la política ‘cero COVID’ desde finales de 2022.
La primordial consecuencia es una menor presión para los costos por lo general al desatrancarse completamente (o prácticamente) ciertos primordiales puertos y factorías del planeta. Esto es, se han acabado los inconvenientes en la oferta no energética, conocidos como cuellos de botella.
Según el índice que calcula la Reserva Federal (Fed) de Nueva York y que se muestra en el gráfico, esta eliminación de las restricciones en el ‘gigante’ asiático junto a la desaceleración general del crecimiento económico —y por consiguiente de la demanda de bienes y servicios— redujeron en marzo la presión sobre las cadenas de suministros globales a mínimos de dos mil nueve.
El fin de la crisis de los cuellos de botella que provocó el histórico shock de la pandemia, al distorsionar —o aun paralizar según los casos—, la oferta y demanda, reduce directamente los costes de…