El nivel de riesgo que asumen los inversores es diferente en función del tipo de activo que se elija en el mercado. La volatilidad y el peligro no es la misma en bolsa, que en bonos o en materias primas, por lo que es lógico mantener unas expectativas de rentabilidad más elevadas cuando se invierte en un activo que entraña más riesgo. En estos casos, el inversor debe pensar como si fuese un cazarrecompensas, y tratar de buscar los objetivos que mejor se adapten al riesgo que esté dispuesto a asumir en su cartera.
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