Se ha convertido en una historia legendaria urbana que las grandes compañías tecnológicas como Microsoft o Apple naciesen en un garaje. El origen de Ferrovial es más modesto, aunque a mayor altura. Nació en el ático (entonces se llamaban despectivamente desvanes por el hecho de que nadie deseaba vivir en ellos) de un inmueble a espaldas del Museo del Prado. El dieciocho de diciembre de 1952, Rafael del Pino y Moreno, entonces un joven ingeniero de Caminos, creaba la compañía cuyo nombre respondía a que su actividad eran cajear las traviesas de madera de las vías de tren. Su capital social ascendía a dos millones de pesetas y su único cliente del servicio era Renfe. Hoy Ferrovial vale en Bolsa casi 18.000 millones, tiene presencia en 20 países y sus negocios abarcan la construcción, la administración de aeropuertos y autopistas o los servicios urbanos.
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