En la tienda Lefties de la calle Montera de la capital de España no solo hay percheros con ropa, probadores y cajas para abonar. Como uno de los referentes del llamado “concepto experiencial” de adquiere, el establecimiento cuenta con una cafetería, pizzería, máquinas de juego y fuentes de agua (aun para mascotas). “Antes a las tiendas veníamos solo a comprar”, bromea Sloane Andino, una joven de veintinueve años, mientras que observa la pantalla gigante 3D situada en el local de 4.000 metros distribuidos en tres plantas. “Lo que más me gusta son los probadores”, responde. Son inteligentes: informan de en qué momento se queda uno libre y gestionan automáticamente los accesos y la devolución de prendas mediante cintas autónomas.
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