(TusMedios) – Los miles de naranjas esparcidas por el suelo por los feroces vientos del huracán Ian, como tantas canicas verdes y amarillas, son sólo el comienzo del desastre para el citricultor Roy Petteway. La fruta esparcida por su huerto de 100 acres en el centro de Florida desde que la tormenta arrasó con él se desperdiciará en su mayor parte. Pero lo que es aún peor son las aguas de la inundación y de la lluvia que debilitaron los naranjos en formas que son difíciles de ver de inmediato. “Durante los próximos seis meses estaremos evaluando los daños”, dice Petteway a la AP en su granja, donde estima una pérdida de la cosecha de alrededor del 40%. “Van a tener muchos daños que van a asomar la cabeza”
Los cítricos son un gran negocio en Florida, con más de 375.000 acres en el estado dedicados a las naranjas, pomelos, mandarinas y similares para una industria valorada en más de 6.000 millones de dólares anuales. El huracán Ian afectó duramente a los huertos de cítricos, así como a la gran industria ganadera del estado, a las operaciones lácteas, a las hortalizas como los tomates y los pimientos, e incluso a cientos de miles de abejas esenciales para muchos cultivadores. La previsión de naranjas para 2022-2023, publicada el miércoles, sitúa la producción en unos 28 millones de cajas, o 1,26 millones de toneladas, según el Departamento de Agricultura estadounidense. Eso es un 32% menos que el año anterior y no tiene en cuenta los daños del huracán, que seguramente empeorarán esas cifras.
La mayoría de las naranjas de Florida se utilizan para hacer zumo, y la cosecha drásticamente inferior de esta temporada, combinada con el golpe aún no cuantificado de Ian, presionará los precios al alza y obligará a los productores a depender aún más de California y de las naranjas importadas de América Latina. “Esto es un golpe de efecto. No hay duda de ello”, dijo Matt Joyner, director general de la asociación comercial Florida Citrus Mutual. “Realmente tienes unas 72 horas para sacar el agua de estos árboles antes de empezar a sufrir daños significativos, si no la mortalidad. Los árboles necesitan agua para crecer. No necesitan estar parados en el agua”
Y luego están las abejas. La Universidad de Florida calcula que unas 380.000 colonias de abejas conocidas se encontraban en la trayectoria del huracán Ian cuando éste atravesó el estado. La tormenta no sólo dañó las propias colmenas, sino que también arrancó las flores, lo que llevó a algunas abejas a asaltar otras colonias para conseguir la miel que necesitan para comer. “Masas de colonias de abejas melíferas sumergidas en el agua están en peligro”, dijo la Oficina Agrícola de Florida en un comunicado. “La polinización de las abejas es fundamental para el sustento de las plantas y los cultivos de nuestro estado, y es sólo un ejemplo de los efectos a largo plazo de esta tormenta mortal.”