Pocoyó tiene 20 años. No vive los altibajos de llegar a la edad adulta, sino sigue siendo el dibujo tridimensional de un pequeño de dos o 3 años vestido de azul de pies a cabeza que trata de descubrir el planeta junto a sus amigos, un pato llamado Pato y Elly, una elefanta rosa.
Mientras en su vida no han pasado demasiadas cosas imprevisibles, la casa que vio nacer a Pocoyó, la productora Zinkia, es todo lo contrario. En dos décadas ha experimentado desde tormentosos cambios en su equipo directivo −procesos en los tribunales incluidos−, entrar y salir de un concurso de acreedores por inconvenientes financieros hasta gozar de las mieles de estrenar un mercado bursátil y tener que salir de él pues no salían los números.
La última de esas aventuras de la autora de Pocoyó lleva al muñeco azulón a Francia. La pasada semana, Zinkia comunicó que venderá la marca del popular dibujo animado a la compañía francesa Animaj. Va a trasmitir los derechos de propiedad industrial e intelectual de Pocoyó y sus compañeros de aventuras, los contratos…