Ha sido una negociación maratoniana. Han sido necesarias dos sesiones de 22 y 14 horas, respectivamente, para lograr un acuerdo, pero la UE puede decir que tendrá la primera ley para regular la Inteligencia Artificial tras el entendimiento al que han llegado la presidencia española del Consejo (que representa a los gobiernos de los 27), el Parlamento Europeo y la Comisión Europea, aunque aún debe ser ratificada formalmente por las dos primeras instituciones. Los colegisladores están convencidos de que la reglamentación será garantista al mismo tiempo que permitirá el desarrollo de las tecnologías.
La negociación se puso cuesta arriba en su recta final con la presión de Alemania, Francia e Italia para dejar fuera de la regulación a los grandes sistemas de IA multipropósito, como ChatGPT, limitándola a la aplicación concreta de cada uno. La Eurocámara se oponía frontalmente a esa posición y quería un cierto control ex ante de esos “modelos fundacionales” en los que se basan los demás. Una vez sorteado ese escollo, las conversaciones se han centrado en la vigilancia biométrica, fundamentalmente en los espacios públicos. Los parlamentarios querían una prohibición completa del uso de la Inteligencia Artificial para el control biométrico en directo frente a una posición mucho menos restrictiva de los 27. También se oponían a su uso para el reconocimiento de emociones o para las denominadas policía o justicia predictivas. La negociación ha profundizado en todos los detalles.
Para la presidencia española del Consejo de la UE era importante cerrar el acuerdo para llevarse la victoria muy simbólica de la primera regulación de la Inteligencia Artificial, una “prioridad estratégica”, según ha dicho la secretaria de Estado de Digitalización, Carme Artigas, que ha asegurado que…