Ha costado años cerrar el pacto migratorio en la UE, probablemente el tema más divisivo entre los Veintisiete desde que explotó la crisis de refugiados en 2015 por la guerra en Siria. Se ha logrado esta madrugada, con una recta final de tres días de negociaciones entre el Consejo de la UE —bajo la batuta de España, que ocupa la presidencia hasta el 31 de diciembre— y el Parlamento Europeo con la asistencia de la Comisión. Se trata de cinco reglamentos que trazan una nueva arquitectura de gestión de las llegadas de migrantes que endurece el acceso a quienes acceden irregularmente al bloque comunitario. El texto introduce por primera vez, de manera permanente, las controvertidas cuotas que obligan a todos los Estados miembros a asumir una parte de los solicitantes de asilo (o a pagar una cantidad a la cesta comunitaria en caso de que rechacen hacerlo).
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