La laxitud fiscal de los tiempos de la pandemia y de los primeros acompases de la crisis energética se queda atrás. La Comisión Europea desactiva 4 años después la cláusula de escape que dejó a los Estados soltarse el corsé fiscal comunitario para contestar con la chequera pública a las perturbaciones causadas por estas situaciones extraordinarias. En dos mil veinticuatro, los Presupuestos de los países de la UE ya deberán volver a esa brújula fiscal que marca un objetivo de déficit del tres por ciento del PIB. Si bien el retorno a las viejas reglas presupuestarias no será total y, por ahora, no se abrirán procedimientos correctores para los países que tienen problemas fiscales. Para eso habrá que esperar hasta la primavera del próximo año. “La incertidumbre aún es muy alta”, ha justificado el comisario de Economía y Finanzas, Paolo Gentiloni.
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