Post festum, pestum. Desde los tiempos de los romanos, la sabiduría popular intuye que a cada festín le sigue un tiempo en que las cosas ya no se ven tan bonitas. Y el refrán latino semeja hecho a la medida de lo que ha vivido el mercado de vivienda de España en 2022. Una auténtica bacanal de ventas, rozando las 650.000 operaciones, que es una cosa que nunca se había visto en los últimos quince años. Hay que remontarse a 2007, ya antes del estallido de la gran burbuja de principios de siglo, para hallar un ejercicio más abultado. Pero, a la vez, los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) este viernes dejan claro que la celebración se acabó en el mes de diciembre. Ese mes las compraventas cayeron por vez primera desde febrero de dos mil veintiuno, cuando España atravesaba el bache de la tercera oleada del coronavirus.
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