Aplaudía eufórico Laporta, puesto en pie en el palco con el partido aún en juego y sus vecinos sentados, rendidos todos a Laprovittola, que acababa de teñir definitivamente el clásico de azulgrana a medio minuto del final. Retumbaba el Palau para celebrar la segunda victoria ante el Real Madrid del curso después de seis intentos, magnífico el equipo de Grimau ante su bestia negra, reafirmando así su proyecto el técnico cuando la temporada encara la recta final.
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