Una crisis en principio delimitada a un parque temático de Lego acabó golpeando a toda la economía de Corea del Sur. Ocurrió a principios de otoño. La empresa promotora del centro de ocio, participada por el gobierno de la provincia de Gangwon, dejó sin pagar un bono de ciento treinta y siete millones de euros. La resolución no solo puso contra las cuerdas al proyecto. En un mercado con menos liquidez por las subidas de tipos, las arterias por las que circula el crédito a empresas quedaron congeladas y el Gobierno y el Banco Central de Corea se vieron forzados a intervenir.
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