El costo de los comestibles es uno de los grandes problemas de este inicio de dos mil veintitres. En España, las recientes medidas de reducción del IVA de los productos básicos han llevado al Gobierno a confiar en que las cadenas de supermercados reduzcan los costos y a los consumidores les duela menos hacer la adquisición. Una confianza basada, también, en que una vez pasadas las fiestas navideñas, los carros volverán a centrarse en los alimentos esenciales. Por eso, la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, aseguró hace algunos días que la bajada de precios se va a percibir ya este mes de enero. Un mensaje afín han lanzado otros ministros, como el de Agricultura, Luis Planas.
Sin embargo, si se amplía el foco y se ve la fotografía más amplia, el inconveniente del coste de los alimentos no solo no se ha difuminado, sino va a ser persistente y global. Así lo reflejan diferentes instituciones internacionales, desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta el Departamento de Agricultura de USA, entre otros muchos.
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