Pocas instituciones multilaterales pueden presentar una hoja de servicios con una nota final tan brillante. Bajo su tutela como gendarme del libre tránsito de mercancías y servicios y juez para la resolución de conflictos, los flujos mercantiles se han incrementado más de 400 veces desde su constitución, en 1995. Sin embargo, la Organización Mundial del Comercio (OMC), que acaba de clausurar su XIII Conferencia bienal sin casi repercusión, podría tener sus días contados.
La máxima autoridad del comercio global necesita un balón urgente de oxígeno, pero no parece que ninguna potencia mundial se lo vaya a proporcionar. Los principales países han enarbolado la bandera del proteccionismo como fórmula para la repatriación de sus industrias y cobijo frente a riesgos geopolíticos. Para acabar con la Organización Mundial del Comercio (OMC) se ha sacado a relucir su negligencia, con acusaciones veladas por parte de EEUU y China, entre otras.
La balanza de éxitos y fracasos de la OMC deja un ajustado equilibrio. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, con los Acuerdos GATT auspiciados por EEUU de bajas tarifas sobre las mercancías y sus normas en favor del libre comercio…