Lluís Bassaganya tendría en un país normal un monumento y los parabienes de la administración. Acá tiene antecedentes penales y una condena de un año y diez meses de cárcel, que afortunadamente no implicaron su ingreso en cárcel. Lluís, que no aparenta sus cuarenta y siete años, es agente de seguros y regenta una gestoría en Camprodon, en la región gerundense del Ripollès. Empezó a labrarse su desgracia a los trece años.
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