Hay fronteras que recorren España y no aparecen en ningún mapa. No coinciden con las comunidades ni con las provincias, tampoco con los ríos y las montañas. Son líneas invisibles que parten el país por la mitad o separan una manzana de la colindante. “Aquí se encuentran alquileres por 25.000 euros al mes, es una locura”, zanja Virginia Barrantes, de 40 años y vecina de “toda la vida” de Pozuelo de Alarcón, el municipio con la renta media más alta de España y también uno de los más desiguales. Sentada en la barra del restaurante La Americana, en la zona de Pozuelo nuevo, habla mientras se arregla la cinta de lunares que le recoge el pelo. “¿Que si todos somos ricos? Para nada. ¡Si lo fuera no estaría aquí!”, dice antes de romper en una carcajada.
Seguir leyendo