A mediados de año, la inflación, las subidas de tipos de interés acometidas por la Reserva Federal de EEUU (Fed) y el desplome de Terra metieron al sector de las criptomonedas en un invierno histórico que borró billones de dólares de su capitalización de mercado. Meses después y todavía arrastrando las secuelas de esa tormenta, llegó otro golpe: el colapso de la bolsa de intercambio de activos digitales FTX. Una serie de acontecimientos que han puesto de manifiesto la necesidad de regular las criptodivisas o, incluso, prohibirlas. De no hacerlo, podrían ser las responsables de la próxima crisis financiera.
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