Son las dos Españas del agua: una cuenca atlántica rebosante y un Mediterráneo cada vez más seco. Uno de los ámbitos en los que mejor se percibe esta creciente asincronía es el de la energía hidroeléctrica, la tercera pata de la revolución renovable tras la eólica y la solar fotovoltaica. Con medio país en situación de sequía —en especial Cataluña, la costa mediterránea y los archipiélagos—, el buen tono de precipitaciones en el norte y el oeste están propiciando uno de los mejores tramos finales de invierno de turbinación desde que hay registros.
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