Rocío es dentista. Durante 2020 trabajó en exclusiva para una de las grandes franquicias del sector, mas a ojos de Hacienda y de la Seguridad Social era autónoma. “Era muy frustrante. Si me ponía mala, no cobraba. Si no venía el paciente, tampoco. Y, como es natural, no tenía vacaciones. Jamás comprendí de qué manera era posible que toda la compañía funcionase con falsos autónomos y no pasara nada”, relata. La compañía calendarizaba las citas y le marcaba los horarios de entrada y de salida, al tiempo que usaba material de la compañía y desarrollaba la actividad en uno de sus locales. “Era falsa autónoma. Me compensaba trabajar pues tenía la cuota reducida de autónomos (sesenta euros entonces), pero si hubiera tenido la completa (en torno a trescientos) no me merecía la pena trabajar”.
Seguir leyendo