En el mercado laboral español de hace veinte años uno de cada dos trabajadores se jubilaba de forma anticipada, antes de cumplir la edad ordinaria de jubilación, que es la que marca la ley en cada momento. De hecho, en 2004 se registró el máximo de retiros tempranos, cuando representaron el 49,6% de todas las nuevas altas de jubilación. Pero aquel año, los titulares de los periódicos aseguraban que la Seguridad Social había obtenido el mejor resultado de su historia, con un superávit superior al 1% del PIB, un porcentaje que incluso mejoraría en años posteriores. Ese superávit se depositaba en el Fondo de Reserva, que llegó a tener casi 68.000 millones de euros en 2011, justo antes de empezar a utilizarse para cubrir los números rojos del sistema. Todo esto quiere decir que la Seguridad Social se podía permitir financieramente que los trabajadores dejaran de cotizar masivamente antes de cumplir la edad legal de jubilación, algo que ahora, tras varios años con fuertes déficits, es impensable.
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