Los tambores de recesión mundial suavizarán los costes de las materias primas en los primeros estadios de 2023, pero sus precios permanecerán en cotas elevadas a lo largo del año. Desde el petróleo, al cobre o el trigo, por elegir tres de los componentes de las reservas naturales de energía, metales y alimentos -los grupos de commodities que han catapultado los índices inflacionistas del planeta desde el último tramo de 2021- que han encarecido el precio del dinero en las potencias industrializadas y los mercados emergentes.
Será, pues, sólo un respiro para tomar aliento, hasta que las expectativas de un restablecimiento paulatino de la actividad se cumplan. El FMI, de momento, estima que la tercera parte del PIB del planeta estará en números rojos, con las cuatro mayores economías en el disparadero. EEUU debatiéndose entre un aterrizaje suave o con turbulencias; China, con un descenso de actividad nunca vista en las últimas cuatro décadas; Japón, sometido otra vez a un pulso tenue y una baja propensión al gasto del consumo; mientras que Alemania emite señales de ralentización de su industria y sus servicios…