Las nuevas reglas fiscales reforzarán la labor de las autoridades fiscales independientes. Por dos vías: por un lado, abren la puerta a que la Autoridad Fiscal evalúe, antes de enviarlos a la Comisión Europea, los nuevos planes fiscales de ajuste a medio plazo que tienen que elaborar los gobiernos. Y por otro, harán que la Autoridad Fiscal tenga un papel más importante en la vigilancia del marco presupuestario nacional, revisando si los presupuestos anuales cumplen con las sendas de ajustes prometidas por los países a Bruselas.
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