“Van bien las cosas, tenemos un pan de calidad y clientes del servicio que compran, mas nos hallamos con que nuestro modelo de negocio ha pasado a ser deficitario de la noche al día”. Este es el balance que hace Mónica Gregori sobre la situación de su establecimiento de panadería artesana. Ella, como otros muchos panaderos en España, ha decidido apagar las luces a lo largo de uno minutos este martes para protestar por los altos costes de las materias primas y la energía que han sufrido durante 2022. “Ha sido un buen año de ventas, mas al descontar los gastos, no llegamos”, lamenta.
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