En Polonia se está produciendo un cambio de guardia, pero no está ocurriendo con rapidez. El nuevo parlamento empezó a funcionar el pasado 13 de noviembre, pero no ha sido hasta este lunes cuando el ex primer ministro y expresidente del Consejo Europeo Donald Tusk ha sido elegido como primer ministro del país. El partido Ley y Justicia (PiS), que ha gobernado el país durante los últimos ocho años, se quedó en minoría en la cámara, después de que las elecciones del pasado mes de octubre dieran la victoria a una amplia alianza de la oposición.
Pese a ello, el presidente de Polonia, Andrzej Duda, alineado con el PiS, dio al partido nacionalista de derechas la primera oportunidad de formar un nuevo gobierno, a pesar de no contar con los apoyos necesarios. De forma previsible y una vez transcurridas dos semanas, el PiS fracasó en su intento de formar gobierno y Tusk ha tenido la oportunidad de hacerlo, esta vez de forma exitosa. Durante este periodo, y gracias a las tácticas dilatorias de Duda, todo parece indicar que el gobierno saliente ha llevado a cabo una limpieza: los medios de comunicación polacos han informado de un aumento de las compras gubernamentales de trituradoras de papeles.
Uno de los principales retos del nuevo gobierno de Tusk será lo que los polacos han denominado “des-PiSización”, es decir, devolver la neutralidad a los organismos estatales. En los últimos ocho años, el PiS ha sido acusado de hacerse con el control de instituciones, erosionar la independencia judicial, recortar la libertad de los medios de comunicación y dar a sus allegados cargos clave. Con Duda como presidente del país hasta 2025, y con poder de…