Cuando golpeó la crisis de costos, había hogares que no podían hacer más encajes de bolillos para llegar a fin de mes. Nuria (nombre falso), en paro y con dos hijos pequeños, vive en Euskadi y es perceptora del ingreso mínimo vital, la renta mínima estatal que el Gobierno puso en marcha de forma acelerada en la pandemia. El año pasado, con los precios disparados, el Ejecutivo aumentó su cuantía un quince por cien , que prosigue en vigor a lo largo de 2023. “La ayuda no es suficiente, mas por lo menos sales adelante. Si no, no sé de qué forma pagaría las cosas o daría de comer a mis hijos”, afirma la mujer en una llamada entrecortada. “Disculpa, tengo el móvil roto, mas es que no puedo adquirir otro”, aclara.
El Gobierno lanzó lo que llamó el ‘escudo social’, que engloba un bulto de medidas para amortiguar los efectos de varias de las crisis que hemos debido afrontar en la última legislatura. Sobre todo, enfocado en las personas más frágiles. Un administración distinta a otras experiencias recientes, cuando se optó por los recortes…