Quienes hayan invertido en Bolsa sabrán que los mercados financieros pueden ser tan impredecibles como la tormenta que se forma tras un día de sol veraniego. Después de un año en el que los principales índices bursátiles habían marcado máximos históricos, la confianza y optimismo se vinieron abajo el lunes, deshaciendo en apenas una jornada lo que se había construido durante meses. Los mercados son sensibles a los estados de ánimo y el miedo de los inversores se propagó rápidamente tiñendo de rojo los paneles de las Bolsas en todo el mundo y provocando pérdidas millonarias. Pero superado ese momento de pavor, los analistas expertos del mercado quitan hierro a las profundas caídas.
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