Un equipo mutidisciplinar de uno técnicos va a empezar este lunes, conforme adelanta EL PAÍS, las labores de exhumación en el Val de Cuelgamuros —el nombre que adquirió en 2022 el Valle de los Caídos— para tratar de recobrar los restos reclamados por familiares de 128 víctimas de la Guerra Civil; la mayor parte, castigados del franquismo. Fausto Canales, que tiene a su padre y a su tío enterrados en el mausoleo, lleva veinte años esperando este instante. En el interior de la basílica se ha instalado un completo laboratorio forense, con aparato de rayos X, microscopios, herramientas de medición, mesas e iluminación especiales a fin de que los expertos puedan trabajar. En la operación, impulsada por el Gobierno para cumplir la Ley de Memoria Democrática, participan, además de 6 forenses, un conjunto de arqueólogos, odontólogos, genetistas y 4 miembros de la policía científica, cuya misión concreta consiste en ayudar a identificar las cajas en las que están enterradas las víctimas si los números de inscripción no se aprecian bien a simple vista.
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