Para comprender qué ocurre en el ámbito ganadero, el ligado al vacuno lechero, hay que echar la vista atrás. Hay que mirar, por servirnos de un ejemplo, a dos mil quince. Ese fue un año clave, pues desaparecieron las cuotas lácteas, que marcaban a los productores las cantidades máximas de leche que podían comercializar. Fue el pistoletazo a la liberalización.
Ese año, en España se rozaban los veinte ganaderos dedicados a la producción láctea. A finales de dos mil veintidos, en noviembre, había diez.717, conforme los datos que publica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Una caída que ha sido continua y que deja en evidencia la transformación de esta actividad esencial y, sobre todo, la falta de relevo en una profesión ligada al medio rural. Y, en ese contexto, crece el fantasma de que vayamos a un escenario de escasez de esta materia prima, llegue esta al supermercado en brick o en forma de queso.
“No resistimos más tensión”, asegura Gaspar Anabitarte, responsable del campo lácteo de la Organizadora de Organizaciones de Labradores y Ganaderos (COAG). “Ha desaparecido el 90 por cien de las explotaciones…