Estados Unidos vive un verano de conflictividad laboral. La elevada inflación ha distanciado las situaciones de empleadores y sindicatos en algunos sectores. Ninguno de ellos es tan importante como el del automóvil, el motor industrial de un país en el que el coche es casi imprescindible. Los sindicatos han tensado la cuerda en la negociación de los nuevos convenios colectivos de los gigantes de Detroit (General Motors, Ford y Stellantis) y han amenazado con ir a la huelga desde este viernes. Sería la primera vez que un paro afectaría simultáneamente a los tres grupos, si bien pueden convocarse solo en una parte de las fábricas. El enfrentamiento supondría un lastre para la economía estadounidense.
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