Steve Herman amaneció el viernes con el acto reflejo de cada mañana, “coger el móvil y tuitear una nueva de última hora” para sus 112.000 seguidores. “Hasta que recordé que me habían suspendido la cuenta permanentemente”, contó a mediodía, hora de Washington, en una charla telefónica con EL PAÍS. “Me sentí como quien ha perdido un brazo y aún lo siente”. Cronista con una larga experiencia en Asia que trabaja como corresponsal nacional jefe de Voice of America, servicio de noticias dependiente del Gobierno estadounidense, a su voluminoso currículo puede incorporar desde el jueves de noche haber sido expulsado de Twitter por Elon Musk, junto a, cuando menos, otros nueve reporteros. No les avisaron ni les han dado una explicación. Uniendo los puntos, lo que parece asimilarlos es que últimamente se mostraron críticos de una manera o de otra con el magnate y su gestión de la red social, que este adquirió en el mes de octubre por 44.000 millones de dólares estadounidenses.
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