La realidad empieza a demostrar que va a ser muy difícil cuadrar el círculo de sanear las cuentas públicas y reducir deuda en los países de la UE al tiempo que se invierte para no perder el tren de las transiciones medioambiental y digital, además de aumentar la partida de Seguridad y Defensa. El déficit público el año pasado, tanto en la UE como en la zona euro, apenas se movió: un 3,5% y un 3,6% del PIB, respectivamente. Son cifras casi iguales a las de 2022, con alguna décima arriba o abajo. Y la caída de la deuda, por su parte, ha perdido bastante fuerza. En 2023 en el área monetaria se quedó en una cantidad equivalente al 88,6% del PIB, dos puntos menos que a finales del ejercicio anterior, según los datos de Eurostat. Es decir, el ritmo de ajuste se recordó justo a la mitad del de los 12 meses anteriores.
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