Multitudinarias marchas organizadas por los sindicatos y secundadas por los partidos de izquierda han exigido este martes en Francia, por tercera vez en tres semanas, la retirada de la reforma de las pensiones impulsada por el presidente francés, Emmanuel Macron, que incluye una extensión de la edad mínima de jubilación de los sesenta y dos a los 64 años.
La movilización, que sucede cuando el texto acaba de comenzar a debatirse en tensas sesiones de la Asamblea Nacional, ha abarcado, como las dos precedentes –19 y 31 de enero–, huelgas parciales en múltiples sectores claves del país, como los transportes, la educación y la energía.
Según los datos de los sindicatos, se han movilizado en toda Francia unos un par de millones de personas, una participación a la baja con respecto a la última protesta del 31 de enero, cuando calcularon 2,8 millones.
En París, los organizadores han cifrado en cuatrocientos los participantes, asimismo a la baja con respecto a la última manifestación y afín a la primera del 19 de enero. En otras grandes urbes franceses la tendencia también fue a la baja con respecto al 31 de enero.
El ministerio del Interior ha calculado setecientos cincuenta y siete mil participantes de la manifestación en todo el país, con solo cincuenta y siete.000 en la ciudad de París.
En la capital francesa, la Policía ha contabilizado, por el momento, diecisiete arrestos a lo largo de una protesta que atravesó buena parte del centro de la ciudad.
El Gobierno francés considera que la reforma es esencial para eludir la quiebra del sistema de pensiones. Sin cambios, la administración de Macron calcula que el sistema tendría un déficit de doce y quinientos millones anuales desde 2027 y de 25.000 millones en el horizonte de dos mil cuarenta.
A poca distancia de la monumental Opera Garnier, Thierry, un…
