Antes siquiera de pisar Italia, los 16 egipcios y bangladesíes deportados a Albania ya han debido de comprender que se trata de un país complicado. Al final, pese a tanto rodeo, han acabado yendo a allí de todos modos. Tras la marcha de los primeros cuatro el miércoles, el mismo día de su llegada, dos por ser menores y otros dos por estar en condiciones de vulnerabilidad, los últimos 12 que quedaban en el campo de internamiento de Gjadër han zarpado este sábado al filo de las nueve de la mañana del puerto de Shengjin en una nave de la guardia costera italiana que ha llegado horas más tarde al puerto de Bari.
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