Lugares comunes del pesimismo clásico: vivimos en una policrisis, con dos guerras en el vecindario y una marea ultra en Occidente. Vamos camino de una desaceleración —ya veremos cuán profunda— después de dos recesiones de aúpa en los últimos 15 años. España crece y crea empleo, pero tiene un talón de Aquiles en la competitividad, y en el otro pie una tendinitis aguda con una posición fiscal muy mejorable que tarde o temprano dará problemas, porque el viento ha cambiado. María Jesús Montero, vicepresidenta cuarta, ministra de Hacienda y alto cargo del PSOE (Sevilla, 57 años), maneja ese género arrítmico que es la economía con un mensaje moderadamente optimista: no ve dificultades insalvables en el horizonte. Ni tampoco por el flanco de la acusada inestabilidad política, con una polémica ley de amnistía en el horno y una legislatura endiabladamente compleja por delante. Sostiene Montero que la amnistía ha permitido barrarle el paso a los ultras. Sostiene Montero que va a permitir aprobar unos presupuestos que mejorarán el escudo social. Sostiene, en fin, la vicepresidenta que a pesar de la querencia de la política a odiar con el hígado, España esquivó una bala el 23J, y ahora le toca desmentir uno por uno los lugares comunes del pesimismo clásico con los que arranca el primer párrafo de esta entrevista.
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