Hay un tipo de historia de la que no nos fatigamos jamás. Nos gusta y la queremos consumir venga de donde venga. De las noticias, de las plataformas, de las redes. Es el relato de gente rica, riquísima, a la que las cosas a veces les salen mal. Apenas habíamos dejado de hablar de la segunda temporada de The White Lotus, de la que emergen aparentemente victoriosas las dos buscavidas y rameras eventuales que sablean a los clientes del servicio de un hotel de ultralujo, y ya estábamos todos reenviando memes de Glass Onion, la secuela tontaina de Puñales por la espalda de Rian Johnson que tiene como protagonista a un milmillonario y sus amigos, que se autodenominan “los disruptores”.
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