A los pies de la Torre de Belém de Lisboa, allí donde los pastelitos saben a fado y a una mezcla de orgullo y tradición y donde desemboca el río Tajo en el océano Atlántico, arrancó una Vuelta a España con mucho acento portugués. La primera del trío de etapas que recorrerán la capital portuguesa y alrededores, antes de adentrarse en la península, se trató de una contrarreloj de solo 12 kilómetros, que recorrió la preciosas y abarrotadas playas, se trata del mes de agosto, que baña en su parte final el Mar de la Paja, como se conoce la gran bahía del océano Atlántico situada en la costa de Lisboa. En el primer día de lo que muchos han calificado como la Vuelta de los segundones, o de los hombres de paja, por la ausencia de los tres monstruos que han ganado las últimas grandes vueltas (Pogacar, Vingegaard y Evenepoel), los favoritos no estuvieron a la altura y el americano Brandon McNulty heredó el maillot rojo de su compatriota Sepp Kuss. El de Emirates fue el más habilidoso para burlar el fuerte viento que complicó la tarde a los ciclistas y se llevó un triunfo que agiganta el dominio del equipo de Pogacar este año.
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