Hace cinco años que Sonia –nombre figurado– vive una terrible pesadilla. Esta vecina de Sabadell, de 31 años y madre de dos niñas, ha pasado de tener una vida sin apenas sobresaltos, como empleada de una empresa de mensajería, a estar acusada de pertenecer a una banda criminal de 18 miembros que habría robado, mediante técnicas de phishing (suplantación de datos personales), más de 125.000 euros a una quincena de víctimas de toda España.
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