Los augurios sobre política monetaria de los inversores dan un vuelco impensable a principios de 2023. El ciclo de subidas de tipos se ha cerrado a ambos lados del Atlántico pero, por primera vez, los mercados esperan que el BCE baje más rápido el precio del dinero que la Reserva Federal (siete recortes el año que viene frente a seis en EEUU). Un pronóstico así choca frontalmente con la cautela que transmitió la presidenta Lagarde tras la reunión del BCE de este mes, pero no es descabellado. Lo cierto es que el retraso en el ritmo de recuperación económica de Europa con respecto a EEUU ya no es tan marcado. Y, sobre todo, hay indicios de que el BCE se sitúa más cerca de su objetivo de estabilidad de precios (que ronda el 2,26%) que la propia Fed.
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