Los mercados dieron este martes un guantazo a los planes del Gobierno italiano para aprobar un impuesto sobre las ventajas extraordinarios de la banca. El anuncio del Ejecutivo ultraderechista de Giorgia Meloni de crear un tributo del cuarenta por cien sobre esas ganancias hundió de inmediato la valoración de los bancos. En conjunto, se llegaron a derretir más de 9.000 millones de su valoración en una jornada, cerca del triple de lo que el Gobierno esperaba colectar con la medida. Ciertas entidades llegaron a perder un diez por ciento del valor de sus acciones, de las que en torno al 30 por cien están a cargo de inversores privados italianos. El anuncio inesperado del Gobierno ahuyentó a los inversores extranjeros e irritó a los banqueros, que no contaban con este paso del Ejecutivo, que ya había negado los meses pasados que estuviera trabajando en algo afín.
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