El castañero de la peatonal calle del Carmen mira lánguido a la heladería de enfrente. Es 1 de febrero, pleno invierno en Madrid, pero hacen unos agradables 18 grados en el centro. “Mucha gente en la calle es bueno; pero sin frío, no apetece”, dice señalando a los viandantes pasar de largo sus castañas y boniatos. Sin embargo, en Véneta —con enormes pegatinas de “Mejor helado de España” en el escaparate— hay una cola de gente salivando. Desde que reabrieron tras sus primeras vacaciones de Navidad (la franquicia se inauguró hace un año en la capital) no paran, asegura una dependienta mientras cucharea una montaña de “Pistachio Paradise”.
Seguir leyendo