Cuesta abajo y sin frenos. Este es el sentir más generalizado entre los economistas para describir el legado que Javier Milei pretende inculcar en Argentina a su adorado Milton Friedman, el gurú del neoliberalismo y padre de los Chicago’s Boys al que el presidente electo admite idolatrar. Sin embargo, algunas otras voces del espectro analítico de los mercados piensan que no se trata de una teoría descabellada. Incluso Wall Street saludó con cierto entusiasmo la victoria electoral de Milei y de su motosierra con la que escenificó su intención declarada de realizar recortes draconianos en la estructura del estado.
La dolarización de la economía argentina ya se experimentó, de hecho, en los noventa de Carlos Menem. El currency board -o paridad cambiaria entre el peso y el billete verde americano- que se puso en liza en 1991, en la etapa peronista más liberal y privatizadora de la historia reciente del país, duró once largos años. No hizo que Argentina pudiera escapar de defaults ni de los corralitos o de las ayudas multilaterales del FMI con sus duras contraprestaciones reformistas. Irónicamente, fue su inductor, el superministro…