
Más allá de la sospechosa costumbre que han adquirido los árbitros mundialistas de decantar los partidos de Argentina con un penalti prácticamente siempre y en todo momento discutible, y alguno directamente bandidesco, la exhibición de Leo Messi en la semifinal contra Croacia lo ha transportado a una dimensión superior. Pues los cinco goles marcados por el astro en Qatar tienen su valor, desde luego, pero que el ochenta por ciento de ellos hayan sido desde el llamado punto aciago –con un fallo contra Polonia– desluce sin duda la estadística, que jamás ha dejado de ser «el arte de mentir con precisión». En…