La adenda presentada por el Gobierno de España para consumir toda la financiación proveniente del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia confirma la pretensión de convertir el conocido como fondo Next Generation en la enorme palanca de transformación económica y social de nuestro país. De ejecutarse absolutamente, las inversiones pedidas suponen noventa y cuatro y trescientos millones de euros más, auxiliares a los ya pedidos en 2021, que ascendían a sesenta y ocho millones. Si a estos fondos se les añaden los fondos REACT —que están en el último año de ejecución en 2023— y los programas operativos de la política de cohesión (otros treinta y siete millones), España va a contar, de acá a dos mil veintinueve, con una cifra que no conocíamos desde los años dorados de los fondos europeos, allí por los años 90, cuando la ampliación de la UE cara el este no había, aún, rebajado el nivel de apoyo recibido desde Bruselas.
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