Cuando nos hablan de especies exóticas invasoras acostumbramos a pensar en las cotorras que invaden nuestras urbes o en las tortugas que la gente suelta en los estanques. Pequeños inconvenientes locales que tampoco semejan para tanto. Mas si abrimos el marco, y miramos a escala global, resultan ser uno de los principales inconvenientes para la biodiversidad y la salud del planeta.
Un nuevo informe elaborado por 86 expertos de cuarenta y nueve países, para la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), dependiente de Naciones Unidas, documenta con detalle las dimensiones del inconveniente y las posibles soluciones. Y advierte de que las especies exóticas invasoras constituyen una grave amenaza mundial para la naturaleza, la economía, la seguridad alimenticia y la salud humana. Conforme los datos aportados por los especialistas tras años de análisis, estas especies que los humanos hemos movido de un sitio a otro del globo con nuestros viajes son responsables del 60 por cien de las extinciones mundiales de plantas y animales y producen daños anuales que rondan los 400.000 millones de euros, un impacto que se ha cuadriplicado, por lo menos cada década, desde mil novecientos setenta.
“No es una anécdota, esto está afectando a las personas, incluso a su esperanza de vida”, explica Aníbal Pauchard, copresidente del informe y profesor de la facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción e Instituto de Ecología y Biodiversidad (Chile) en un encuentro organizado por el Science Media Centre. Y lo peor es que se prevé que la aceleración de nuestras actividades empeore la situación y se añada a los problemas causados por la crisis climática. “Con la previsión de que empeoren los primordiales factores de cambio, probablemente el incremento…